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  • Día Mundial del ACV: una oportunidad para tomar conciencia de que se puede prevenir

    Publicado el 26 oct, 2023 en INECO Neurociencias , Noticias

    Dra Virginia Tejada Jacob. Médica especialista en Neurología. INECO Neurociencias Oroño

    La carga mundial de ACV (accidentes cerebrovasculares) está aumentando. Si esta tendencia continuase, para 2050 podemos esperar millones de nuevos casos.

    Este futuro puede modificarse. Es por eso que, como todos los años, nos unimos desde Grupo Oroño (GO) y la Sociedad Neurológica Argentina (SNA) al Día Mundial del ACV, fijado el 29 de octubre. Esta es una iniciativa de la World Stroke Organization (WSO), con la propuesta de conocer y repasar acerca de esta enfermedad y saber cómo prevenirla.

    El ACV es un evento frecuente y puede ocurrir en cualquier momento: una de cada cuatro personas lo sufrirá en algún momento de la vida. Es una enfermedad que afecta a la circulación de nuestro cerebro, la mayoría de las veces en forma intempestiva. Puede ser isquémico cuando una arteria cerebral se ocluye, privando de la llegada de sangre a una área determinada del cerebro; o hemorrágico, cuando una arteria cerebral se rompe y se vuelca su caudal al cerebro directamente.

    Existen varios síntomas y signos que deben, ante su aparición, motivarnos a buscar ayuda médica de manera inmediata, así desaparezcan en poco tiempo:

    • Debilidad o sensación de adormecimiento en un lado del cuerpo (cara, brazo y/o pierna)

    • Trastornos en la comprensión o comunicación. Es decir, habla “arrastrada” o no poder emitir palabras o no comprenderlas

    • Dolor de cabeza muy intenso, de aparición brusca, probablemente el peor que tuvo una persona en su vida

    • Dificultad para ver: la visión presenta como un “telón” total o parcial en una parte del campo visual

    • Trastornos en la coordinación, mareo intenso o dificultades para caminar por no poder mantener el equilibrio.

    Es muy importante que podamos acceder a asistencia médica lo antes posible, sea concurriendo a una guardia o llamando a una ambulancia y avisando que se trata de un ACV. Esto actúa como disparador de protocolos de actuación, donde un equipo de profesionales, especializados y entrenados para tal fin estarán disponibles para brindarnos su ayuda.

    Crear conciencia

    Un evento cerebrovascular atraviesa la vida de las personas, invadiendo en ocasiones cada uno de sus aspectos más importantes como hablar, recordar, moverse, sentir, ver, tener equilibrio y coordinación, expresarse, tomar decisiones o ser independientes.

    En este 2023, destacaremos la importancia de crear conciencia y tomar acciones: 90% de los ACV pueden prevenirse con el control de los factores de riesgo.

    La hipertensión arterial es uno de los enemigos silenciosos, ya que no nos da síntomas. Su avance sin diagnóstico ni tratamiento daña los vasos sanguíneos haciéndolos más rígidos, proceso conocido como arteriosclerosis.

    Para prevenir la hipertensión podemos empezar conociendo cuáles son nuestros valores habituales y realizar una oportuna consulta con nuestro médico si estas cifras son elevadas.

    Múltiples factores de riesgo

    La presión alta está relacionada, entre otras causas, con la edad y la genética. Si la persona tiene más de 65 años y/o cuenta con antecedentes familiares, el riesgo es mayor.

    El sedentarismo, el sobrepeso u obesidad son otra de las causas. El aumento de peso, especialmente alrededor de la cintura, incrementa el riesgo de presión arterial alta y diabetes y, por ende, el riesgo de sufrir un ACV.

    El consumo de alimentos procesados ​​contienen niveles más altos de sal, grasa y azúcar, lo que contribuye a una presión arterial alta. Tomar bebidas alcohólicas, a su vez, también es un factor de riesgo ya que influye en trastornos del ritmo cardíaco.

    Las personas fumadoras también padecen más riesgo de sufrir un ACV. El tabaco contribuye al daño de las arterias así como una variedad de otras enfermedades. Alguien que fuma 20 cigarrillos al día tiene seis veces más probabilidades de padecer un accidente cerebrovascular, además de perjudicar la salud de quienes están alrededor.

    El hecho de fumar reduce los niveles de colesterol HDL (considerado como “bueno”) y aumenta los niveles de colesterol LDL (considerado malo como “malo”). El humo de los cigarrillos contiene monóxido de carbono y nicotina. Esto provoca reducción de cantidad de oxígeno en la sangre y que el corazón lata más rápido. Las sustancias químicas del humo del tabaco también hacen que la sangre sea más propensa a coagularse.

    El estrés, por su parte, aumenta temporalmente la presión arterial, el riesgo de sufrir un ACV y otras enfermedades. Es por eso que prestar atención a la salud mental también es una parte muy importante del cuidado de nuestra salud integral.

    Dieta mediterránea

    La mejor dieta para la prevención de accidentes cerebrovasculares es una basada principalmente en vegetales con pequeñas cantidades de carne y pescado. Esta forma de alimentarse fue denominada como una "Dieta Mediterránea" y existe una gran cantidad de evidencia que respalda sus beneficios para la salud cardiovascular y cerebrovascular.

    No es necesario vivir en el sur de Europa para seguir los principios de esta dieta; utilizar los mismos principios con productos disponibles localmente y accesibles económicamente logrará buenos resultados. Entre ellos, podemos nombrar a frutas y verduras; pescados; aceite de oliva; frutos secos en pequeñas porciones; y legumbres.

    Actividad física

    Se estima que un millón de accidentes cerebrovasculares al año están relacionados con la inactividad; al hacer la cantidad recomendada de ejercicio cada semana se reducirá el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular. Es importante consultar previamente a nuestro cardiólogo, quien evaluará si estamos aptos y qué intensidad podemos tolerar sin problemas.

    Los especialistas indican que sólo 30 minutos de ejercicio ,cinco veces por semana, pueden reducir el riesgo de sufrir un ACV en un 25%. Juega un papel importante en la reducción de varios factores tales como la hipertensión, la diabetes, el colesterol, la depresión y el estrés.

    Las personas, además, deben ser lo más activas posible en su vida diaria: caminar en lugar de usar el automóvil, usar las escaleras, hacer jardinería y tareas domésticas, son algunos ejemplos saludables.

    Para quienes sufrieron un derrame cerebral, el ejercicio regular puede reducir su riesgo de sufrir otro, disminuyen las chances de desarrollar demencia, mejora su recuperación, ayuda con la fatiga y mejora su bienestar general. Incluso si su movilidad se ve afectada, es probable que exista algún tipo de ejercicio que funcione.

    Por estas razones, invitamos a todas las personas a que tomen activamente iniciativa en el cuidado de su salud: conocer nuestros factores de riesgo, trabajar para reducirlos junto a nuestro médico de confianza logrará una vida más saludable y plena, alejando la posibilidad de tener un ACV.

    Para aquellas personas que son sobrevivientes de la enfermedad cerebrovascular, hay que acompañarlos en el camino de la recuperación y la prevención de nuevos eventos, emprendiendo cambios de hábito hacia una vida más saludable. El ACV es prevenible y tratable. Tomemos conciencia.